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Cómo Construir un Edificio Sano: el Caso de la Envolvente

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La envolvente del edificio es fundamental para garantizar la salud de sus ocupantes. Teniendo en cuenta los estándares que fija la normativa vigente, el diseño y la calidad de los materiales, que deben estar pensados desde el inicio para asegurar la salubridad de los edificios. El concepto que subyace es cambiar la visión sobre la edificación y pensar en los edificios como fuente de salud y no como foco potencial de enfermedades.

En busca del edificio sano: claves para su construcción

Por ello, para construir un edificio sano se deben tener en cuenta aspectos como el aislamiento, la estanqueidad o la ventilación controlada. Muchos problemas del edificio enfermo provienen de un mal diseño inicial que impide abordar correctamente el control de temperatura, la humedad o el caudal de aire que circula por las estancias.

Algunos problemas relacionados con la calidad del aire interior se pueden solucionar parcialmente con un sistema de ventilación, pero el origen que provoca las humedades o la presencia de alérgenos radica en un mal aislamiento y estanqueidad de la envolvente. Es por ende que la correcta elección de un sistema constructivo aislante y hermético para la envolvente de los edificios es clave para la construcción de edificios sanos.

El aislamiento térmico en la construcción de edificios sanos

El aislamiento térmico de una envolvente permite mantener una óptima temperatura interior, garantizando el confort de los ocupantes. Un buen material aislante debe tener un buen comportamiento térmico. De ésta manera no sólo se conseguirá una alta eficiencia energética del edificio, sino que también ayudará a la salud a aquellos que lo ocupan, evitando enfermedades asociadas tanto a altas como a bajas temperaturas

Y no únicamente la temperatura, también es necesario controlar humedad relativa del interior de la vivienda, ya que su aumento puede provocar condensaciones en algún punto del interior del cerramiento, contribuyendo al deterioro de los materiales de la vivienda, incluido el propio cerramiento, y aumentando la probabilidad de proliferación de microorganismos y mohos. Otra amenaza para la salud humana.

Las infiltraciones en un edificio ponen en riesgo nuestra salud

Una vez que hemos llevado a cabo estrategias para mantener una temperatura interior ideal (es decir, una correcta elección del aislamiento térmico), es necesario no perder este logro. Para ello, necesitamos que nuestro edificio saludable sea un edificio estanco. Sin infiltraciones que permitan que el aire entre y salga de manera descontrolada, desequilibrando el confort térmico.

Para ello, es necesario que la envolvente funcione como una capa contínua donde no existan juntas ni fisuras por donde el aire pueda circular.

Enfermedades asociadas a una mala construcción

La conclusión a la que llegamos es que construir de forma saludable es necesario por tres aspectos: es más eficiente, cuida del edificio y cuida de los usuarios o habitantes.

En caso contrario, estamos poniendo en peligro la salud de las personas que utilicen esos edificios, ya sea para vivir, trabajar o en su tiempo de ocio.

Existe una gran variedad de enfermedades asociadas a la mala construcción de un edificio, principalmente relacionadas con problemas respiratorios como el asma, bronquitis o complicaciones respiratorias. Estos problemas están directamente relacionados con una alta humedad interior, corrientes de aire no controladas y falta de confort interior.

Partículas en el aire: un peligro latente

Las enfermedades anteriormente citadas son las más conocidas debidas a una mala construcción. Sin embargo, existen enfermedades más peligrosas que derivan de deficiencias en el aislamiento y la hermeticidad. Enfermedades como el cáncer.

La falta de estanqueidad, además de permitir la libre circulación del aire, permite que dicho aire transporte partículas (a diferencia de los sistemas de ventilación, que utilizan filtros). Dichas partículas pueden ser en ocasiones peligrosas.

Un claro ejemplo de ello es el peligro latente del gas radón: un gas directamente relacionado con el uranio, que emana de suelos rocosos (especialmente aquellos de granito) y se cuela a través de las fisuras que existen en tuberías de suministro de agua, muros de sótano en contacto con el terreno o forjados sanitarios.

http://optimoaislamiento.com/edificios-saludables/aislamiento-envolvente-edificio-sano/

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