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Gestión de Residuos: Cómo Manejarla en tu Empresa u Oficina

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Cuidar el espacio de trabajo, en el que pasamos la mayor parte de nuestra jornada, es un aspecto de suma importancia. Tanto como las propias tareas que en él llevamos a cabo.  Si nuestra oficina no se encuentra en condiciones adecuadas, malamente podremos concentrarnos y encontrarnos cómodos, en un espacio inspirador. En este sentido, uno de los puntos esenciales lo conforma la gestión de los residuos que producimos. Estos suelen diferir considerablemente de los residuos generados en otros espacios, como puede ser la vivienda familiar, y por eso es importante prestarles una atención específica. Para ello, las bolsas y contenedores de basura, así como otras pautas, se vuelven indispensables.

La gestión de residuos en los últimos años

Según recoge en su web el Ministerio para la Transición Ecológica, los residuos que se generan en el ámbito doméstico de cualquier ciudadano español se enmarcan en una amplia tipología: bioresiduos, envases, neumáticos, aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, aceites industriales, residuos sanitarios, etc.

En los últimos años, se ha hecho un gran esfuerzo sobre la necesidad de concienciar a la población sobre la gestión de sus residuos y la función del reciclaje. Cada vez es más frecuente que en los hogares españoles.

No suele ser tan frecuente, sin embargo, oír hablar de la gestión de residuos en otros ámbitos, como puede ser el laboral. No obstante, es igual de importante. No solo para ser más respetuosos con el medio ambiente, que también, sino para generar un ambiente de trabajo adecuado: higiénico, agradable y práctico.

Independientemente de si trabajamos en una oficina pequeña, en una gran empresa o con otros negocios en un espacio de co-working, existen una serie de directrices que podemos poner en práctica para fomentar una buena gestión de los residuos que se producen. Entre estas pautas, destacan las siguientes:

  • Intentar trabajar al máximo las tres “r”: los conceptos de reutilizar, reciclar y reducir. Reducir, en la medida de lo posible, los residuos que producimos; reutilizar cuando sea posible con la finalidad que tenía o no en un inicio, y reciclar, respetando siempre la correcta clasificación de los residuos: plástico, papel y cartón, residuos orgánicos, etc.
  • Fijar reuniones: de manera periódica con las personas que comparten el espacio para poder analizar conjuntamente las necesidades que encuentran (más necesidad de contenedores, turnos para sacar la basura, etc.) y ver cómo gestionarlas. La implicación y concienciación de las personas que trabajan es el primer paso.
  • Establecer puntos de residuos: es importante que los trabajadores sepan a dónde dirigirse cada vez que quieran depositar un residuo. Además de comunicárselo directamente, podemos también señalizar dónde se encuentran para que sean más visibles.
  • Dotar de contenedores específicos a las instalaciones: de manera que el reciclaje se lleve a cabo de la manera más cómoda. Si por ejemplo trabajamos en una oficina, será indispensable un contenedor específico para el papel, ya que lo más probable es que se generen altas cantidades de basura de este tipo. Además, siempre que podamos, debemos tratar de utilizar papel reciclado, respetando así el concepto de reutilizar.
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