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Huertos Urbanos

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El hombre a lo largo de los siglos se ha apropiado de todo aquello que ha pisado, ha desgajado y transformado la naturaleza en beneficio propio, por y para su supervivencia, pero hoy debemos de decir BASTA. Debemos de ser conscientes de que los recursos naturales no son infinitos y que las ciudades no pueden consumir estos recursos sin descanso, únicamente generando residuos.
Hemos de cambiar la forma de entender el concepto ciudad, lo que entendemos como una amalgama de calles, edificios y personas que las habitan, personas que son meras consumidoras, no producen nada, no generan recursos, únicamente basura.
Tenemos las herramientas a nuestro alcance para transformar las ciudades actuales y darles un valor añadido , el urbanismo tiene que ser, no solo un mecanismo de organización del territorio, sino una herramienta de transformación que convierta estos núcleos consumistas en unos productores de energía y alimentos de forma local y que se conecten de manera global.

Un primer paso en la creación de estas nuevas ciudades autosuficientes, es diseñar una arquitectura teniendo en cuenta los factores bioclimáticos y sostenibles.

¿Qué es la arquitectura bioclimática y sostenible?

Es la que nos procura un bienestar ambiental global, proveyendo un adecuado soleamiento del edificio y unas estrategias arquitectónicas de diseño en función de las condiciones de las estaciones solares, así como una proyección para la conservación de la energía y el cálculo de otras necesidades que pueden ser satisfechas mediante esta clase de construcciones.

Parte fundamental de ésta arquitectura es la producción de alimentos mediante huertos urbanos. De esta manera, al tiempo que generamos recursos, le devolvemos a la naturaleza parte de lo que la urbanización ha destruido.

¿Qué es un huerto urbano?

Se puede afirmar que esta actividad se lleva practicando desde la ciudad industrial (finales del XIX y principios del XX) donde se usaban fundamentalmente como prácticas de subsistencia. A principios del siglo XX fueron un elemento de socorro ya que a causa de los conflictos bélicos las ciudades tuvieron que incorporar nuevas actividades productivas para poder abastecer a la población.
Al comienzo de los años 70, ya en otro contexto histórico aparece el concepto de “la vida saludable”, y se revaloriza el huerto urbano ligado a actividades de jardinería e incorporando nuevas ideas como la integración social, la autogestión y la autoorganización.
En la actualidad sumamos a esto otros valores como la sostenibilidad y la recuperación de la naturaleza dentro de las ciudades.

Podemos llamar huerto urbano a la acción que une la vida de la ciudad con las actividades realizadas en el campo en relación a la horticultura.
El huerto urbano difiere en varios aspectos del huerto tradicional, éste primero se realiza en las ciudades y no tiene como objetivo único el sustento alimenticio sino que aportan al ciudadano muchos otros beneficios como son: la evasión del caos urbano, la actividad como vía de escape del estrés, la autoproducción de alimentos ecológicos y la satisfacción personal que ello conlleva.

¿Qué beneficios nos aporta un huerto urbano?

Los huertos urbanos suelen disponerse en terrenos indeterminados dentro de las ciudades, que se recuperan como zonas verdes, esto mejora la calidad de vida del barrio y dota de identidad a ese espacio. Además la aparición de nuevas zonas verdes disminuye los desplazamientos de las personas a otras más alejadas contribuyendo al descenso en el uso del transporte y de carburantes.

Son espacios en los que se pueden desarrollar actividades creativas, pueden usarse como instrumento de educación ambiental ya que observamos en ellos los ciclos del agua y de los alimentos, se pueden adquirir conocimientos sobre el asoleo y las estaciones solares, lo que dará información sobre la posición más adecuada de los edificios para favorecer la sostenibilidad. Así mismo nos harán indagar en la influencia de los vientos sobre los cultivos, en las características y condiciones del suelo y subsuelo, en los ciclos, fases y nodos lunares, y a utilizar las especies que mejor se adapten al lugar, teniendo en cuenta las características edafológicas y climáticas, adaptando la planta al medio y no al revés.

La vegetación, por otro lado mejora la calidad del aire, ya que reduce los niveles de CO2 tan presentes en la ciudad, y aumenta el contenido de oxígeno. Además si incorporamos árboles, éstos contribuyen en la regulación térmica ya que con su sombra, bajan la temperatura.

Son un excelente espacio de ocio, una actividad que ayuda a la relajación y a la cooperación vecinal. Un lugar para aprovechar el tiempo libre contribuyendo a la mejora del medio ambiente a la vez que ayuda a la integración social y a la colaboración entre personas ayudando a mejorar la capacidad de auto organización y gestión de espacios.

Por supuesto la subsistencia es un factor primordial, ya que se producen alimentos para el autoconsumo e incluso, dependiendo del espacio utilizado, se puede destinar una pequeña parte a la venta, ayudando así a la economía vecinal.

Son múltiples los beneficios que aportan los huertos urbanos a las ciudades, tanto en aspectos de sostenibilidad como en la mejora de la calidad de vida, teniendo como valor añadido el conocimiento que nos puede aportar sobre los factores y ciclos de la naturaleza de los que el hombre de la ciudad se encuentra tan alejado, pero el desafío real está en la integración de estos, no como algo puntual sino como un factor más del urbanismo, que organice el territorio como un elemento vivo productivo y conectado y no como mero escenario de paso y consumo.

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