Industrialización y Eficiencia Energética: el Camino Hacia una Construcción Baja en Carbono en China

Del reto de las emisiones a un modelo constructivo diferente

La industria de la construcción en China es una de las más grandes del mundo y, al mismo tiempo, una de las que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. En un país que ha fijado como meta alcanzar el pico de carbono en 2030 y la neutralidad climática en 2060, el sector necesita transformar de manera profunda sus prácticas productivas.

En este escenario, la construcción prefabricada baja en carbono se plantea como una de las estrategias más efectivas. Su adopción no se limita a mejorar la rapidez en la ejecución de proyectos, sino que busca garantizar una reducción medible de las emisiones asociadas al ciclo de vida de los edificios. Desde 2016, varias provincias chinas han puesto en marcha políticas que incentivan este sistema, con resultados que ya muestran mejoras en la eficiencia de emisiones y en el aprovechamiento de los recursos.

La experiencia china abre una pregunta clave para los profesionales de la construcción: ¿cómo estas medidas pueden transformar no solo la forma de construir, sino también la capacidad del sector para responder al reto climático?

La función de la prefabricación en la reducción de emisiones

Las políticas aplicadas en China tienen un objetivo central: reducir las emisiones en la industria de la construcción. Para ello, se busca desplazar prácticas tradicionales hacia modelos más industrializados que permiten fabricar componentes en planta con mayor control de energía y materiales.

Los estudios demuestran que, allí donde estas normativas están activas, la eficiencia de emisiones se incrementa de manera significativa. Además, la prefabricación está impulsando la innovación tecnológica y la reorganización de procesos productivos que históricamente generaban un alto nivel de residuos.

Fuente: Canva

Experiencias provinciales y tipos de proyectos desarrollados

El despliegue de esta estrategia no ha sido uniforme en todo el país. Provincias como Jiangsu, Zhejiang, Shandong, Hebei o Hubei han liderado la implementación de políticas, mientras otras avanzan con mayor lentitud.

En cuanto a las tipologías, la prefabricación se ha introducido tanto en vivienda residencial como en proyectos comerciales, infraestructuras públicas, hospitales e incluso en el sector hotelero. Un estudio realizado en Hangzhou muestra que los hoteles construidos con sistemas prefabricados lograron reducir emisiones en fases críticas como la producción de materiales y el montaje en obra.

Estas experiencias regionales reflejan cómo las medidas de política pública se traducen en resultados concretos en el terreno.

Metas nacionales y exigencias regulatorias

El gobierno chino ha definido objetivos claros para expandir este modelo. Una de las metas más relevantes es que, para 2026, al menos un 30 % de los nuevos edificios incorporen sistemas prefabricados.

El enfoque no se limita a la rapidez de la obra, sino que introduce indicadores de rendimiento ambiental, midiendo las emisiones de carbono por cada unidad de producción en la construcción. Esta orientación obliga a las empresas a replantear sus procesos, invertir en nuevas tecnologías y mejorar la coordinación en la cadena de suministro.

Escalas de aplicación y alcance de las medidas

El impacto de estas políticas se percibe en diferentes niveles. A escala geográfica, estudios han analizado datos de 18 provincias entre 2012 y 2021, mostrando cómo la adopción temprana de la prefabricación produce beneficios en eficiencia más notables.

A nivel tipológico, la prefabricación se aplica desde pequeñas edificaciones hasta grandes complejos urbanos, lo que refleja la versatilidad de esta tecnología. En términos temporales, el proceso inició en 2016, pero se espera que sus efectos más visibles se consoliden después de 2025, cuando la infraestructura de producción esté plenamente desarrollada.

Eficiencia ambiental y tecnológica del sistema

Entre los resultados más relevantes está la reducción en la huella de carbono de los proyectos. La fabricación de componentes en planta disminuye los residuos en obra y permite un uso más racional de los materiales. Además, la optimización en el uso de maquinaria y el menor tiempo de ejecución se traducen en una mejora de la productividad.

Otro aspecto clave es la transición energética. Estas políticas buscan no solo industrializar la construcción, sino también orientar la producción hacia fuentes de energía más limpias, lo que amplifica el impacto positivo sobre el medio ambiente.

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Beneficios observados en la industria de la construcción china

Los efectos de la prefabricación baja en carbono se reflejan en varios frentes: reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, menor generación de residuos, disminución de costos indirectos y fortalecimiento de la capacidad tecnológica de las empresas.

La escalabilidad del modelo es otra de sus ventajas. Una vez establecida la infraestructura para producir componentes prefabricados, cada nuevo proyecto que se incorpora multiplica los beneficios ambientales y económicos, creando un círculo virtuoso dentro del sector.

Retos pendientes y proyecciones futuras

A pesar de los avances, la implementación enfrenta desafíos importantes. Existen diferencias regionales en la capacidad industrial, el costo inicial de los proyectos prefabricados sigue siendo más alto en algunas áreas y aún falta personal especializado en este tipo de construcción.

Para superar estas barreras, los expertos coinciden en la necesidad de reforzar los incentivos fiscales, establecer normas más estrictas sobre emisiones en materiales y fomentar la innovación en tecnologías bajas en carbono.

Si las metas se cumplen, especialmente la de alcanzar un 30 % de edificios prefabricados en 2026, China avanzará de manera decisiva hacia sus objetivos de neutralidad climática para 2060, posicionando a la construcción prefabricada baja en carbono como una pieza central de esta transformación.

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